Welcome back my friends
to the show that never ends
We're so glad could attend,
come inside, come inside
There behind a glass
stands a real blade of grass
Be careful as you pass,
move along, move along
Emerson, Lake and Palmer-Come On See The Show
to the show that never ends
We're so glad could attend,
come inside, come inside
There behind a glass
stands a real blade of grass
Be careful as you pass,
move along, move along
Emerson, Lake and Palmer-Come On See The Show
Sólo llega en una noche sin luna, a un pueblo elegido por manos de otro plano. Luces rojas y amarillas manchan el polvo arrancado por el viento de los áridos montes, organilleros y monos capuchinos danzan al ritmo de una música inaudible, payasos de ojos negros y larguísimos zapatos saltan y gritan con voz de corneta, se levantan decrépitas casetas para ganar muñecas de trapo con cuentas de obsidiana que parecen mirar dentro del alma misma, al centro de todo una carpa gigantesca a franjas rojas y verdes, coronada por una banderita púrpura cuyo símbolo ha sido casi borrado por los años.
Tras una densa nube de humo el anuncio deja ver sus palabras, la promesa del mejor show del mundo es subjetiva sin duda, la de hacer volar sus cabezas pesa como una advertencia disfrazada de expresión popular. La verdad es que al finalizar el espectáculo pocos de los asistentes volverán a ser los mismos; afuera los tambores parecen ser más bélicos que circenses, adentro los altavoces ahogan el silencio de la multitud, los gritos dentro de los anillos apenas se escuchan.
Un carrusel chirriante de caballos enanos oculta cuencas vacías tras los parches de los equinos, un mimo sin piernas se arrastra por el suelo y choca contra paredes invisibles, la sangre de su frente queda inmóvil en el aire, desciende gota a gota para ser devorada por el suelo arenoso. Tigres y leones comen filetes recién cortados, servidos por un carnicero de mirada vacía y porcina nariz. En la casa de los espejos el reflejo no siempre es de quien está frente al mismo, y la salida pocas veces es el mismo lugar donde se ha entrado.
La mañana siguiente la caravana ha desaparecido, el silbar del viento entre los arbustos es el único testigo, por aquí y allá pequeños guijarros terrosos, si quedara alguien cerca para tomarlos descubriría su centro escarlata y aún tibio, como un panecillo relleno de fresas. El circo se ha ido a otro poblado.