lunes, agosto 23, 2004

Hoy estoy de vuelta a la soledad sola, he abandonado esa soledad acompañada que me duró dos años y medio. El sentimiento es extraño, me sigo sintiendo igual que en aquella soledad acompañada, será que me acostumbré a estar cerca del silencio, a vivir en el borde de la incomunicación, de la apatía, de un amor que a segundos transpiraba y después se congelaba con la misma rapidez.

Hoy he visto tu mensaje, me instas a recapacitar, me dices que no encuentras consuelo. Me siento como un desgraciado por hacerte sentir así. Lo siento, espero que en algún momento puedas entender la razón de mis acciones, del veneno detrás de mis palabras, de mi actitud y mi semblante...

Dices que me olvidarás, lo entiendo y lo merezco. Lamento mucho haberte causado ese dolor, te pido disculpas por haberme convertido en algo importante para tí, quizás en algún momento mires hacia atrás y sonrías, sé que yo lo haré, porque a pesar de todo lo que ha pasado has tatuado en mi mente una marca que jamás borraré.

Quizás habría sido distinto. No lo sé. Ahora sólo el recuerdo es nuestro juez y testigo.

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