martes, febrero 21, 2006

fragmentos

Del miércoles al domingo de la semana pasada estuve en el Distrito Federal, aquella mítica ciudad de asfalto, concreto y gente. Tenía alrededor de cinco años de haber estado allí por última vez y me sorprendió como una ciudad puede cambiar tanto de apariencia y seguir igual. Si antes la ciudad era un bosque de concreto, ahora es peor, el cemento te embosca mientras manejas o cuando caminas por la calle, hay momentos en que hacia donde mires, el frío y duro gris te observa impasible.

Las obras viales, impresionantes sí, parecen hacer poco por el tráfico, el cual es peor del que recuerdo de esa última vez. Contrario a la fluidez de su movimiento vehicular, el ambiente en la Ciudad de México es rápido, rapidísimo, y en todo momento hay a tu alcance un fragmento de la insensatez cosmopolita que sólo las ciudades grandes pueden ofrecer: gorditas de nata, prepare su cuota, gente que vive del tráfico vendiendo cigarros, agua embotellada, topergüers, juguetes, relojes y un largo etcétera... el mercado sobre ruedas habría encontrado una mejor definición en una avenida principal de la ciudad en una hora pico, más que en una calle cerrada para convertirla en tianguis durante un fin de semana.

Algo especial hay en la ciudad, una dicotomía que se siente cuando el aire contaminado se te mete en los pulmones, cuando ves una pesera en la cual no cabe ni un alfiler o una avenida que parece estacionamiento. Hay belleza en el caos de la ciudad, una belleza contaminante similar al de un tiradero de neumáticos en llamas, iluminando con fuego verde el cielo nocturno. En cierta forma te pone la vida en perspectiva: ayer por la tarde estuve atorado en un embotellamiento durante veinte minutos y me sorprendió la calma con la que lo tomé. Ni una vez hice sonar la bocina, simplemente bajé un poco la ventana, encendí un cigarrillo y coloqué la palanca en neutral, en el De Efe habría sido mucho peor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo sé... concuerdo contigo...

Yo no tiene mucho que fuí al DF, me agrada la ciudad... solo para vacacionar... por el sinnumero de entretenimiento que implica, y ciertamente como mencionas te pone a pensar cuando alguien acá en unestro pueblo te dice:

"ala madre vives rete lejos" solo por que vives en Cd industrial...

....cuando allá, un trayecto de unas dos horas, es algo normal...


triste... pero cierto...

Además allá son más desnaturalizados... no hay nadie que meta las manos por tí...

si le quitaramos el calor a este chinche rancho... sería perfecto...


¬¬

Pero como no hay nada perfecto... pos me jodo...

-0-0-0- dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
-0-0-0- dijo...

Debo decir algo... allá si hay quien meta las manos por ti... en el metro lo hacen mucho xD.
Y si... el calor es el principal problema de nuestro ranchito... es por lo unico por lo que si me gustaria irme.

Eso, y la ausencia de lugares para los rockers y jazzeros... buena musica caray, es mucho pedir?

Roq dijo...

Sí, el calor es sofocante, es increiblo lo que puedes sudar solo de la puerta de tu auto a la puerta de tu trabajo...

buena musica caray, es mucho pedir?

Tu lo has dicho lord... Me uno a tu pesar y exclamo: Snif!