-Tech Suppoooooooooort!
Grita Tom Cruise en su personaje de David Aames, de la cinta Vanilla Sky (un remake hollywoodesco de la española Abre los Ojos) al ver que no tiene el control completo de su mundo, y es ese mismo grito el que define la vida del ingeniero de soporte: vives al filo del reloj, no tienes un horario fijo y generalmente trabajas cuando todos los demás están descansando, pues es la única hora en la que se pueden parar esos equipos millonarios en los que pemex drena su presupuesto, estás expuesto a ser culpado por los errores de otras personas, así que siempre debes cuidar tu espalda, tus sesiones de trabajo se extienden durante toda la noche y mancillan tus fines de semana. ¿Por qué lo hacemos? Simple: por orgullo, no cualquiera es capaz de manejar un montón de fierros disfuncionales que costaron una cifra de seis dígitos y además contienen datos de importancia vital para la organización y salir airoso (o ya digamos, plenamente cuerdo), no es por status, no es por glamour ni por admiración (porque además, no los hay), es simplemente por esa victoria personal, ese sentimiento de alivio, poder y satisfacción, de domar ese pedazo rebelde de metal que amenaza la credibilidad de la marca....
¿O quizás simplemente tengo una vena masoquista en mí que no conocía? Quien sabe.
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