Tengo sentimientos encontrados acerca de lo que sucedió ayer en la Cd. de México, donde tres policías federales fueron linchados en las afueras de una escuela mientras realizaban una investigación acerca del narco-menudeo en las instituciones educativas.
Entiendo el miedo de las personas, es razonable que estén asustadas: cuando las fuerzas encargadas de protegerte están aliadas con la delincuencia y cometen robos y secuestros, toda la credibilidad y respeto que podría existir hacia ellos desaparece, sin embargo, cuando un pueblo entero toma la justicia en sus propias manos, sin importarle ni querer ver a la autoridad o al ser humano quien sangra bajo los golpes, grita y se consume tras el fuego, es entonces cuando la fe en la humanidad y en los principios de justicia se desvanecen tras la gasolina y el tufo de dos cuerpos incinerados.
Los individuos son inteligentes, pero las masas son estúpidas, volubles y violentas. Y similarmente violenta además de inexorable es la justicia impartida por la mano de la turba. En una ciudad tan grande como lo es el Distrito Federal es irresponsable tener una única base de operaciones, de la cual depende la respuesta a todos los hechos violentos de la ciudad. Un tiempo de respuesta de 90 minutos es excesivo, ¿cómo piensa la policía combatir la inseguridad, si ni siquiera puede llegar a tiempo a evitar el crimen cuando las víctimas son sus propios elementos?
La gente se asusta con facilidad, y el miedo provoca reacciones violentas. Una persona que se siente segura no actúa de la forma como lo hicieron las dos mil personas quienes lincharon y asesinaron a esos policías: oficiales quienes simplemente realizaban una investigación con el objetivo de proteger a los hijos de las personas que les arrebataron la vida, de los vendedores de drogas en las afueras de las escuelas. Quizás los hechos sangrientos fueron el desenlace lógico de una historia acerca de una comunidad atrapada en el círculo de la impunidad, tal vez los oficiales escogieron el lugar y el momento eqivocados para hacer sus investigaciones, cualquiera sea la razón, lo ocurrido ayer fue triste y previsible.
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2 comentarios:
Yo creo que en méxico estamos viviendo una crisis de valores y moral, asi como una crisis de falta de reconocimiento a la autoridad. También escuché la noticia y como dices...previsible.
la turba está en la naturaleza humana, es una entidad por sí sola, y toma rostros imposibles :( El asombro de este suceso está en que los policias "no llegaron a tiempo" pero los medios sí, con sus cámaras, caray.
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